MABEL
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¡Ojalá cuando fuimos a comer hubiésemos leído las reseñas!
Era ya más de las 3 y no había muchos sitios donde comer. Este lugar estaba muy bien decorado y ofrecía unas vistas preciosas.
Yo pedí espaguetis a la carbonara y mi marido un risotos de setas con gambas.
El local estaba prácticamente vacío y el camarero nos dijo que la cocina estaba aún abierta, sin problema.
A los 10 minutos, el camarero (uno nuevo de rasgos asiaticos, el otro ya se había ido) le dice a mi marido que ese risoto no se lo puede ofrecer, que no tienen gambas y mi marido cambia por un arroz negro.
Después de unos 20 minutos, aparece con mi plato de espaguetis (pasta hervida, llena de aceite y virutas de bacon, sin queso ni crema ni nada y medio frío)
Para mi marido nada.
Se lo decimos y va a preguntar a cocina.
Nos contesta que aún tardaría 20 minutos.
Mi marido ya le cancela el pedido.
Pero luego el camarero vuelve a venir y le dice que sería 10 minutos.
Al final mi marido (por el hambre que tiene) acepta y 10 minutos aproximadamente más tarde, le traen el arroz crudo e incomible.
Vuelve a llamar al camarero para devolverlo y le dice que no lo quiere.
Qué nos cobren las bebidas y mi plato de pasta (incomible también y quedando en el plato la mitad)
Al hacernos el ticket de pago, ya nos encontramos con la bomba final de que nos cobran el IGIC aparte.
Con las prisas no lo habíamos leído en el menú e incluso en el cartel exterior lo anuncian con toda la impunidad.
Por ley, en España es obligatorio incluir los impuestos en los precios de las cartas de bares y restaurantes.
En las islas Canarias disponen de un régimen fiscal diferente al del resto del país. En vez de IVA, aplican el IGIC (Impuesto General Indirecto Canario), que se distingue por unos tipos impositivos generales más bajos. Su funcionamiento es similar al del IVA, y debe incluirse en los precios de los platos de los restaurantes que ofrece al público.
Por tanto, que en la carta de un establecimiento figure la expresión "impuestos no incluidos" no está permitido.
Esto ya nos pasó en alguna vez en alguna isla Canaria, pero por desgracia en Fuerteventura, está mucho más extendido y ya nos lo encontramos por toda la isla.
Se lo dijimos al camarero y su respuesta fue que era el impuesto canario.
El hombre era asiático y creemos que no conocía sinceramente la legislación. Era un empleado, siempre fue muy educado y el pobre no sabía como salir del paso. A nosotros hasta nos daba lastima por la situación tan caótica que estábamos viviendo.
Al final le pedimos la hoja de reclamación y la cubrimos, sobretodo por lo del cobro del IGIC.
Ya lo de la comida horrible, nos parecía hasta anecdótico.
Ojalá alguien lea esto y se extienda esta información a muchos consumidores, españoles y extranjeros y se nieguen a pagar esto.
Se puede denunciar en turismo, FACUA y consumo y se emiten sanciones por ello a estos establecimientos.